Manifestación antinuclear de Creys-Malville, 1978

Pero uno de los principales acontecimientos de 1977 es la concentración antinuclear convocada en Creys-Malville para los días 30 y 31 de julio contra la construcción del supereactor Superphénix. Esta manifestación internacional que reúne a decenas de miles de personas termina con disturbios. Durante el transcurso de los enfrentamientos, un militante de la federación anarquista, Vital Michalon, es asesinado por las fuerzas de seguridad al ser alcanzado por el lanzamiento de una granada. Esta concentración supone sobre todo la ocasión para los autónomos de tomar conciencia que son muchos los que no están enrolados en las diferentes organizaciones de la extrema izquierda institucional. Muchos manifestantes se dan cuenta también a lo largo de la concentración de la enorme distancia que existe en ese momento entre los izquierdistas que pretenden seguir en la legalidad y los in-organizados que quieren seguir adelante con un tipo de lucha más radical. Al contrario de lo que se extrae del testimonio de Jean-Paul, los autores del libro sobre el movimiento autónomo publicado por las ediciones Spartacus (de tendencia consejista) presentan este acontecimiento como el que da origen al movimiento autónomo en Francia.



Los autores de Spartacus recuerdan de esta manera el incremento de «formaciones autónomas antinucleares» en la región de París tras la concentración de Creys-Malville. Según ellos es el rechazo hacia las prácticas de las organizaciones izquierdistas lo que provoca el reagrupamiento de descontentos en torno a las AGGAP (Assemblées Générales des Groupes Autonomes Parisiens): «la ruptura con el izquierdismo se produce fundamentalmente en las manifestaciones: a un tipo de manifestaciones de organizaciones izquierdistas controladas por un servicio de orden militarizado para un simple paseo donde la gente da rienda suelta a su malestar por un momento coreando los eslóganes al dictado del megáfono, los autónomos contraponen manifestaciones en las que cada grupo de ocho a diez personas asegura su propia autodefensa (y es antes de nada en este sentido que hablan de autonomía de los grupos), con objetivos concretos (pintadas, asaltos a tiendas, garajes, bancos, etc...)». Pero los autores de Spartacus señalan también que el movimiento va más allá de solo los grupos autónomos parisinos y precisan que existe ya desde hace algunos años: «una multitud de grupos autónomos de barrio o de ciudad, repartidos por todo el territorio y reunidos en torno a una librería paralela, de una asociación de apoyo mutuo, de una revista o incluso alrededor de un simple libro. O incluso más aún, de ciertos grupos más o menos informales en barrios que se han juntado alrededor de una «práctica rupturista» común fuera del alcance de partidos o sindicatos, tales como la ocupación de casas en el momento actual muy extendidas o las tímidas apariciones de las reapropiaciones, como en Toulouse».

Entradas populares